Los animales de compañía (se conservan
con el propósito de brindar compañía o para el disfrute del poseedor), han
desempeñado un rol preponderante en la vida de los seres humanos a través de la
historia. De forma popular, también se les llama “mascotas”.
¿Cuál sería la forma más correcta de
llamarlos: mascotas o animales de compañía?
Mascota es una palabra que procede del idioma francés (mascotte) y este vocablo, a su vez, del
provenzal masco, que significa ’hechicera’. Esta palabra es de la misma familia
de máscara, que remite a la brujería, a la magia. De aquí se deriva una primera
asociación de mascota con una figurilla o máscara que representaría al
personaje o animal portador de la buena suerte. Esto explicaría el uso de la
palabra para designar al animal que representa a un equipo deportivo y le sirve
de amuleto.
El término “animal de compañía”
es mucho más abarcador. Se refiere a aquellos que han sido domesticados, viven
con las personas dentro de sus casas, comparten sus vidas, no son destinados al
trabajo ni a la alimentación, se establece con ellos una relación de
afectividad (afectivos) o sirven
para el disfrute, entretenimiento u ornamento (ornamentales).
Entonces, lo más correcto es denominarlos animales de compañía, sin descartar que el uso y la tradición sigan
propiciando que se emplee la otra forma.
¿Cuáles son
los afectivos y cuáles los ornamentales?
Por su estrecha relación emocional con los seres humanos, los perros y
los gatos se consideran como “animales
afectivos”, pues son capaces de recibir y corresponder a nuestro afecto;
mientras que con aves y peces se establece más bien un vínculo basado en el
disfrute de su presencia y el entretenimiento que producen, de ahí que sean
catalogados como “ornamentales”.
¿Existen
otros animales de compañía?
Pues sí, hay otras especies que han sido adoptadas en los hogares,
dentro de los que se encuentran las pequeñas jicoteas; roedores como los
hámsteres y curieles y los conejos. A este grupo se le denomina, entre los de
compañía, “animales exóticos o no
convencionales”. Del medio ambiente son sustraídos también jutias,
serpientes y otros, pero no resulta conveniente, ni justo, que se retiren de su
hábitat natural. En lugares inapropiados para ellos, como las casas, se pueden
enfermar y perder la vida. Debemos pensar además en que pueden ser trasmisores
de enfermedades que no conocemos, que dañan a otros animales y a los seres
humanos, lo cual hay que prevenir.
La convivencia con un animal entraña responsabilidades para el que se
hace cargo de él, enrola a toda la familia, incluso a la comunidad. Por ello no
se deben buscar por el mero placer de tenerlos en casa o como regalo de
cumpleaños, complacencia o caprichos.
Podemos perjudicarlos: téngase en cuenta igualmente que ellos crecen y
se desarrollan, y cambian las condiciones de la tenencia, lo que en ocasiones
conduce al abandono o al maltrato.
La salud de estas criaturas o la nuestra se puede ver perjudicadas, a
veces sin que se adviertan claramente los signos de las enfermedades. Así que
lo mejor es observar una conducta responsable y sensible para evitar estos
problemas.
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Por: Dra. Beatriz
Hugues Hernandorena. MSc. Investigadora
Auxiliar. Presidenta de la Sociedad Cubana de Clínica y Cirugía Veterinaria.
Asociación Cubana de Medicina Veterinaria
Fuente:
Cien preguntas sobre bienestar y salud de los animales de compañía. Beatriz
Hugues Hernandorena, Miguel Antolín Torres López.
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