La pura existencia de los miriápodos (muchos pies), con sus antenas y un largo cuerpo articulado que se desliza sobre multitud de patas "uno o dos pares por cada anillo o segmento ( metámero )" es suficiente como para erróneamente discriminarlos y considerarlos como “bichos peligrosos”. La mayoría de estos artrópodos invertebrados, similares a los insectos, son lucífugos (huyen de la luz) e higrófilos (buscan la humedad). De hábitos preferentemente nocturnos y mala visión, se refugian bajo piedras, entre la hojarasca, en troncos en descomposición y otros agujeros. Dentro de los miriápodos existen cuatro subclases con diferentes costumbres y aspectos físicos. Las dos que nos ocupan hoy tienden a confundirse en la cotidianidad. El Ciempiés Los quilópodos (ciempiés), poseen cuerpo aplanado flexible, con una cantidad de segmentos que oscila entre 12 y más de 100), y un par de patas por cada segmento. Sus patas son visibles y las últimas se