No importa cómo llegó a ti, si ya eres su dueño, quiero que leas esta carta que un día tuve la oportunidad de tener en mis manos y conservo para todo aquel que admira las cualidades de este tan querido animal afectivo que es el perro. Si decides adoptarme, por favor piénsalo bien, sí me llevas contigo, debes hacerte responsable de mí. Porque, aunque juguemos juntos, yo no soy un juguete. No te enfades conmigo por demasiado tiempo, no te demores en perdonar mis travesuras. Recuerda que mi vida es mucho más corta que la tuya. Dame tiempo para comprender tus órdenes, para averiguar qué quieres de mí. Recuerda que soy como tú: el castigo me aturde, entiendo mejor con el cariño. Tú tienes familia, estudios, trabajo, amigos y múltiples cosas que llenan tu vida. Recuerda que yo solo te tengo a ti. Háblame, aunque no entienda tus palabras entiendo el tono de tu voz y trato de hacer lo posible para complacerte. Antes de golpearme o lastimarme, recuerda que yo tengo instinto de def...