Actualmente tenemos la tendencia a “humanizar” los gustos de nuestros animales, algo que es un error. Creemos que, porque a nosotros nos guste un determinado estilo musical, como el pop o el reguetón, también le gusta a nuestra mascota, y esto no funciona exactamente así. Ahora, lo que sí es cierto es que los animales también poseen la capacidad de reconocer y asimilar la música.
Diversos estudios señalan que existen melodías con sonidos, tonos y ritmos que los animales asimilan como parte de su entorno natural.
Y aunque la música humana resulta irreconocible para la mayoría de los animales, puesto que sus registros vocales y sonidos son muy diferentes a los que ellos pueden asimilar como naturales. Es más, normalmente nuestras mascotas responden ante nuestra música con total apatía y falta de interés, también, algunos perros de raza grandes, por ejemplo, poseen registros muy parecidos a los del ser humano, por lo que es posible que ante determinadas canciones y melodías se sientan realmente estimulados.
No debemos confundir esto con los aullidos que suelen emitir ante determinados sonidos agudos. Pues eso, en el fondo, no es que les guste, ¡es que los está volviendo locos! Porque nuestras mascotas no pueden disfrutar la música de la misma manera que nosotros.
En nuestro caso, podemos llegar a diferenciar las notas musicales, los tiempos, las melodías. Ellos, en cambio, carecen tanto de oído absoluto como de oído relativo.
Esto quiere decir que nosotros podemos reconocer una secuencia de notas musicales y diferenciar si van en un tono u otro, mientras que a ellos esa diferenciación les resulta imposible. Pueden llegar a reconocer secuencias completas de notas, pero si esa misma melodía la escuchan en un tono diferente (más agudo o más grave), no serán capaces de identificarla.
No obstante, al igual que a los seres humanos, la música les resulta beneficiosa para mejorar en recuperaciones tras enfermedades o para mejorar su humor.
Un ejemplo lo encontramos en un zoológico de Boston, Estados Unidos, donde se investigó con un grupo de gorilas cómo reaccionarían ante la música. En esa ocasión, y como si de un
grupo de musicólogos se tratase, estos mamíferos se sentaron tranquilamente a disfrutar de un concierto de arpa que les ofreció una artista en directo. Una vez terminado el espectáculo estos se retiraron tranquilamente quedando notablemente relajados.
Así, todos estos estudios y comprobaciones han creado una nueva forma de comercio: la música para mascotas, un mercado en el cual se venden miles de álbumes en todo el mundo para gatos, perros, pájaros, entre otras especies…
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Tomado de www.mascotea.net
Foto: www.wallpapers.com
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