Que los animales son “inteligentes”, no cabe
dudas y algunos pasan límites insospechados. Hoy te presentaré uno que nos
puede dar una lección sobre el uso de las apariencias para sobrevivir y tener
éxito en la vida. Se trata de un pequeño mamífero con la apariencia muy poco
atractiva pero excelente actor, que
cuando las condiciones se le ponen difíciles frente a sus enemigos, emplea una
interesante táctica de defensa llamada “Tanatosis”,
cae repentinamente inmóvil, “muerto”,
con la lengua afuera, los ojos vidriosos y que emite un olor desagradable,
creando cierta confusión en su depredador que, al soltarlo unos segundos,
aprovecha la oportunidad para emprender la huida. Ello no quiere decir que sea
cobarde, porque a la hora de defender a sus crías lo hace encarecidamente.
Me refiero al tlacuache norteño (Didelphys
virginiana), una de las especies de mamíferos marsupiales nativos de
México. También se le conoce como “zarigüeya”
y erróneamente “zorro de la noche”,
puesto que son especies de otro orden.
Su nombre tlacuache viene del náhuatl
tlacuatzin (tla, fuego; cua, mordisquear, comer;
y tzin, chico) que significa “el
pequeño que come fuego”, por la vieja leyenda Mesoamericana que cuenta que
cuando el hombre todavía no conocía el fuego, por ser propiedad de los dioses,
el tlacuache, con engaños, se acercó a una hoguera que quemó su cola, por lo
que le quedó pelona, y escondió una brasa en su marsupio, compartiendo su
tesoro con el hombre.
El tlacuache
habita la tierra desde hace millones de años, sin cambiar su morfología y ha
sabido preservar la especie ante la invasión humana.
Es un animal de hábitos nocturnos y
crepusculares. Se adapta a la vida cerca del hombre por ser omnívoro, alimentándose de cualquier
cosa, desde frutos o insectos hasta desperdicios pasando por pequeños reptiles
y anfibios, huevos y gallinas de tamaño regular. Con frecuencia se le ve en las
casas, dentro de los botes de basura o “paseando” sencillamente por cualquier
lugar.
Adapta sus madrigueras en las ramas huecas
de los árboles, en troncos caídos y en túneles abandonados por otros animales.
Se le ha confundido con la rata, pero es un animal muy diferente: tiene un
hocico largo y puntiagudo con una hilera de afilados dientes y fuertes
colmillos, de nariz lampiña rodeada de largos bigotes; orejas pequeñas y
calvas; con una cola prensil, más larga que el cuerpo, áspera y escamosa que le
ayuda a desplazarse en las ramas, es utilizada por las crías para aferrarse del
cuerpo de la madre y pasear junto a ella.
Las hembras se identifican por presentar un marsupio (al igual que el canguro,
el koala, el wombats...), estructura en forma de bolsa que se encuentra en su
vientre. Como su período de gestación es muy corto, las crías nacen en estado
embrionario por lo que deben terminar su desarrollo dentro del marsupio. Además
de por su piel, es codiciado por su carne como alimento y por su grasa, los
curanderos la utilizan como remedios de infinidad de males desde la artritis y
las infecciones estomacales graves hasta purificar la sangre. El hombre es su principal depredador.
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Por: Lic. Luis
Mario González Díaz
Fotos por orden:
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