Michi llegó a la casa como muchas otras gaticas
a nuestros hogares, fue “recogida de la calle”. Es una criatura muy juguetona y
traviesa, aunque presumo que no mucho más que otros gaticos de su edad; araña
los muebles, las paredes, la ropa… y estamos desesperados. Hace poco una vecina
que nos visitó, nos dijo que se encontraba en igual situación con la diferencia
de que optó por la desungulación de su gatita. Me pareció un disparate, ¿sabes
por qué?
La
desungulación u oniquectomía es la amputación definitiva de las uñas del gato a través de una operación
quirúrgica. Al extirparlas se extrae junto con ellas la última falange del
dedo. Considero que no resulta agradable para nuestros amigos felinos.
Mi gran amiga Gladis Morales, siempre dice: “los gatos si poseen uñas, cola, orejas y
el cuerpo que tienen, por algo es, no les sobra ni falta nada”
La naturaleza quiso que el gato tuviera
uñas. Dejarles sin ellas, en mi opinión es un error ya que, aunque los gatos
domésticos no las necesitan para asegurar su alimentación y no se expongan a
contrincantes continuamente aun así… se sigue comportando como lo que es: un
depredador. Sus uñas son el corazón de
la actividad de arañar, que es parte de la naturaleza del gato. Le sirven
para rascarse, para jugar, para delimitar su territorio, son sus anclajes para
estirarse, sus armas para defenderse y su medio para burlar a sus adversarios
mediante escalada en pared vertical.
Cuando se estresa, también utiliza el
rascado como medio de liberar su ansiedad. Al eliminar las uñas le privamos de
un relajante natural además de obligarlo a modificar su postura corporal al
caminar, así como la forma de hacerlo, ya que los ángulos de las articulaciones
varían.
La principal alternativa a esta decisión es
la educación desde que son pequeños, enseñándoles dónde pueden arañar y dónde
no, facilitándoles rascadores verticales y horizontales para hacerlo. Se pueden
utilizar repelentes en las zonas “prohibidas” y cortarles las uñas
periódicamente.
En algunos casos puede ser preferible no
adoptar un gato como animal de compañía.
¿Vale la
pena amputarle las uñas?
En mi opinión, no. La desungulación es una operación que, de hecho, ya está
prohibida en muchos países, como Inglaterra, Nueva Zelanda o Australia.
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Colaboración:
Por: José Ángel de la Nuez Linares (criador de gatos)
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