Desde pequeña la imagen de las lechuzas me inspiraban respeto, misterio, realeza y niña al fin, gustaba de tener una como mascota. Pero, existe otra ave de asombroso parecido que me confundía a la hora de distinguirlos, el majestuoso búho. Si te ha ocurrido lo mismo que a mí, te propongo sigas leyendo este interesante contenido.
Ambas son aves rapaces nocturnas o estrigiformes (Strigiformes), un orden compuesto por la familia Tytonidae (lechuzas), y la familia Strigidae que incluye a los búhos. Una facilidad para distinguirlos es su apariencia física, los búhos son grandes y robustos, tienen la cabeza redonda, los ojos más juntos con el iris de color amarillo-anaranjado y son caracterizados por el mechón de plumas alzadas sobre los oídos con apariencia de orejas o cuernecitos, útiles para mimetizarse y transmitir un estado emotivo. Algunas especies migran, pero no son la mayoría.
Las lechuzas, son de tamaño mediano a grande con la cabeza ancha, cara aplanada y puntiaguda en forma de corazón.
Los búhos y las lechuzas son excelentes cazadores. Debido mayormente al excelente sentido de la vista y el oído que poseen. Lo que les permite cazar aun estando en total oscuridad. Normalmente su dieta es a base de pequeños roedores, reptiles e incluso peces. No son aves carroñeras. Al no poseer buche, tragan su presa completa para más tarde regurgitarla en forma de gránulos (material no digerible). Estas criaturas simbolizan la sabiduría, la magia y en algunas culturas son vistos como guardianes sagrados de la vida futura.
¿Sabías qué?
La ululofilia es el coleccionismo de búhos y lechuzas artísticas o artesanales, por lo general en forma de pequeñas figurillas.
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Por: Grisel Fuentes (Grifu)
Fotos: www.abbys.com
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