El macho del flamenco rosado del Caribe tiene uno de los cortejos más espectaculares, pero si no tiene suficientes compañeros que lo ayuden en su empeño, fracasará. Un grupo de machos comienzan el cortejo al mismo tiempo, girando y moviéndose al unísono, danzando con pasos marciales que pasan después a movimientos desordenados.
Luego, en pequeños grupos, se introducen en aguas someras, con las cabezas alzadas, los cuellos estirados y castañeteando el pico, un verdadero ballet de fuego, acompañado de un solista que abre sus alas, se queda tenso, “limpia” su plumaje, hace reverencia con las alas medio abiertas y se restriega la cabeza contra la espalda. Esto atraerá la atención de una hembra, que quedará “deslumbrada” por las alternancias de negro, rojo y rosado del solista y con una alta probabilidad, aceptará su petición de amor.
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Por: Dr. C. Vicente Berovides Hernández
(Profesor de Mérito Facultad de Biología, Universidad de La Habana, Cuba)
Foto: Ozaky
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