Willy en realidad se llamaba Keiko, “Afortunado” en japonés. Se calcula que nació en 1976, fue capturado cerca de Islandia en 1979. Vendido a un acuario islandés. Tres años después fue cedido al parque de diversiones de Marineland, en Ontario, Canadá, donde se le adiestró para que hiciera actuaciones en público. Aquí desarrolló una infección alrededor de su aleta pectoral, la cual indicaba su mala salud.
En 1985, Keiko fue vendido a Reino Aventura, otro parque de diversiones en Ciudad de México. A inicios de los años 1990, fue descubierto por cazatalentos de Hollywood, quienes buscaban una orca amaestrada para participar en la película Liberen a Willy, que se convirtió en uno de los filmes más vistos durante 1993, dándole fama mundial.
Con el suceso se hizo evidente el cinismo de la liberación fílmica y el cautiverio real. La presión para que fuera efectivamente dejado en libertad arrancó prácticamente con la misma película. Al terminar los títulos, aparecía un número de teléfono para adherirse al reclamo. Se recibieron unas 300 mil llamadas.
Entrenadores y admiradores en todo el mundo —en su mayoría niños y jóvenes— iniciaron una campaña para devolverle su libertad, a la cual se unió la compañía Warner Bros, productora de la trilogía de Willy, el millonario Craig McCaw y la organización ecologista Earth Island Institute. Con este apoyo y gracias a diversas donaciones (valuadas en 20 millones de dólares), se fundó la Free Willy Keiko Foundation. Antes de liberar a Keiko había que acostumbrarlo a vivir en su hábitat natural.
En enero de 1996, fue trasladado a su nueva casa en Oregon Coast Aquarium vía aérea. Estando allí, recuperó cerca de una tonelada de peso.
En septiembre de 1998, fue llevado a Islandia, lugar donde había sido capturado. Muchos dudaban de que el animal pudiera regresar a la vida salvaje después de sus años de domesticación.
Finalmente, liberado el 11 de julio de 2002, sin embargo, al ser aprisionado desde su niñez, nunca aprendió a comunicarse con las demás orcas. Permaneció muy apegado a los humanos y desde Islandia viajó hasta la costa de Noruega, en Halsa, donde permitió a la población interactuar con él. Fue llevado a la bahía de Taknes para disminuir su contacto con los humanos.
El 12 de diciembre de 2003, Keiko murió repentinamente por neumonía, con aproximadamente 27 años de edad —una gran edad para una orca en cautiverio, pero muy pequeña para una en libertad—. Siguiendo la petición de sus fans, se le hizo un servicio fúnebre en el Oregon Coast Aquarium el 20 de febrero de 2004, al cual acudieron alrededor de 700 personas.
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Colaboración: Oxana
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